En esa calle, en ese canal, o en uno muy similar, queda el hostel donde estuve parando algunas noches. No se el nombre de la calle, son todos impronunciables. Tan largos que son todos diferentes, pero tambien todos iguales, porque se igualan en el infinito.
Una tarde conocí a un escocés, que venía haciendo el Camino de Santiago, y
que conocía varios lugares del mundo (Jamaica, entre ellos). Me dijo que en ningún lado habia visto un atardecer como ese. Estaba evaluando quedarse a dormir en la playa.
Fui a Vitoria porque era el pasaje mas barato de toda Europa. Despues de vagar un rato, me tomé un colectivo a San Sebastián, nomás porque tenia nombre de festival de cine. Y resultó ser una ciudad de esas que uno cree que no existen. Esta fue la primera imagen que vi por la ventanilla.
Jeff con un escarbadientes saborizado en la boca. Detras, los rieles. Siguiendolos uno puede llegar a cualquier lugar de Amsterdam, y del mundo. Pero cuando uno llega, esos lugares ya cerraron. De todas formas, el camino es delicioso.